jueves, 29 de diciembre de 2011

La serie rosa: Una serie que marco época




La serie rosa fue la educación sexual de nuestra generación. La cita dominical obligada y el comentario imperdible en la formación matutina de los lunes en el colegio. La serie rosa fue nuestro eterno secreto, aquella media hora que sólo nos pertenecía y que estaba más allá de nuestros padres.
Para los que no tenían televisor en su cuarto, como yo, el ver la serie siempre fue una gesta. No sólo las historias excitaban sino también el riesgo a ser descubierto. Había que bajar el volumen lo máximo posible, apagar todas las luces, estar atento al cuarto de los papás. Era toda una faena que por lo general siempre terminaba de la mejor manera.
Otras veces el menor ruido te obligaba a apagar el televisor y a imaginar el final echado en tu cama.
La serie rosa que siempre imaginamos española por aquel dejo con el que repetíamos “guardad celosamente el secreto…” era francesa. Y sus capítulos repetidos sin descanso por un par de años sólo alcanzaron a 28. Para nosotros que su visionado era toda una experiencia nos parecieron miles y muchas veces las historias se mezclaron.
Ahora cuando las reuniones llegan a ese insoportable instante de nostalgia y de recuentos televisivos de antaño nunca falta alguien que se confiesa un fanático de la serie rosa, que cuenta los capítulos en orden, que elije al alumno aplicado y a la mandrágora comos sus favoritas.
Imagino que el canal 13 – en aquella época Global Televisión- nunca tuvo la antena más caliente que los domingos a las 11 y tanto de la noche. Y el programa de Alberto "Burbujita"  Beingolea, “Goles en Acción” –especialmente el bloque de fútbol internacional- seguramente nunca ha podido repetir tan alto rating.
Y ahí estaba la serie rosa que para nosotros en aquella época se nos presentaba como el pecado más grande que nos llegaba por televisión. El tiempo ha redimido a la serie, le ha dado cierto valor artístico y ahora no son más que piezas clásicas de la literatura, pulcras, bien contadas y nada pornográficas.
No sé si otra generación puede tener un secreto mejor guardado que el que nosotros. Siempre a mis preguntas los más viejos me han dicho que lo más parecido eran las fotonovelas eróticas y ahora los más jóvenes encuentran de todo a solo un sol la hora. No hay punto de comparación. Se me ocurre que la serie rosa fue la mejor educación sexual que pudimos recibir, el mejor descubrimiento de nuestra sexualidad para quienes tenian trece o catorce años.
Guardad celosamente el secreto y que la noche os sea propicia…



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